Otro día largo de
carretera, pero tengo que decir que hoy lo disfruté mucho. Empezamos temprano.
El desayuno en el hotel estuvo horroroso, pero ni modo. Poco después de empezar
el viaje llegamos a la frontera con Nuevo México. Nos paramos y tomamos fotos. Estuvimos
ahí un buen rato para que mi mama lograra tomarme una foto en el aire al
saltar, pero lo logró. Después le pedí que saltara ella; tome la foto y el
resultado fue maravilloso. ¡No podía dejar de reírme! Tomé la mejor foto de la
vida (está abajo) Después seguimos manejando. Los paisajes que vimos te quitan
el aliento. Paramos en Santa Rosa, solamente porque ayer leí que tenía uno de
los lugares más populares para bucear en Estados Unidos. No lo podía creer, ¿en
medio del desierto? Tenía que ir a verlo. Así que fuimos y llegamos al Hoyo
Azul. Está literalmente en medio de la nada. Es hermoso, tiene 81 pies de
profundidad y se supone que el buceo vale mucho la pena. No buceé, pero
solamente el hecho de encontrarme un lugar como ese en el camino…de verdad me
hizo convencerme de que mi papa está conmigo en esta aventura. Después fuimos a
Santa Fe. Me enamoré de ese pueblo. Es uno de los lugares más hermosos y
pintorescos que he visto en mi vida. Es bien chiquito pero muy bonito. Nos
estacionamos y caminamos un poco, disfrutando de su arquitectura tan original y
de los paisajes. Lo recomiendo ampliamente. Después seguimos. El paisaje empezó
a cambiar otra vez y las montañas empezaron a aparecer al fondo. No puedo describir
lo que se siente manejar e ir viendo tanta maravilla…es una terapia, es
maravilloso. Llegamos a Alamosa. Es un pueblito donde en realidad no hay nada
que ver, pero aquí vamos a pasar la noche. No dormí bien ayer, así que estoy
muerta. Mañana va a ser un día muy emocionante, pero a la vez largo. Vamos a
Mesa Verde y espero que nos de tiempo de ir también a Monument Valley. ¡Qué
emoción!
